
Ya ha llegado la primavera y, con ella, el buen tiempo. Los días alargan y son más cálidos. Empiezas a vestirte con ropa más ligera y, casi sin darte cuenta, te estás dando el primer baño del año. Y ya se sabe lo que pasa: después de uno viene otro. Cuando ya te has dado el primer chapuzón del año no puedes esperar al verano para el siguiente.
Estás en la playa o en la piscina y el ritual siempre suele ser el mismo: baño, toalla, baño, toalla, comes, vuelves a la toalla, te das otro baño… y así día tras día, sobre todo durante las vacaciones, que somos más libres y tendemos un poco al caos. Pero sin darnos cuenta estamos descuidando nuestra salud íntima, ya que en todo este tiempo utilizamos el mismo bañador, que pasa de húmedo a seco sin quitárnoslo. Y este, sin que lo sepamos, es el ambiente ideal para las infecciones: humedad y calor.
Picor, escozor e irritación son los principales signos de una infección vaginal. Pero no son las únicas: en ocasiones también pueden aparecer erupciones, granos, inflamación de los genitales y posibles cambios de coloración y consistencia del flujo vaginal, así como dolor al orinar y al mantener relaciones sexuales. Si sientes alguno de estos síntomas, es probable que hayas contraído una infección. Si no sabes qué tipos existen, no te preocupes porque a continuación te vamos a explicar cuáles son las infecciones vaginales más comunes en las mujeres y sus síntomas.
Tipos de infecciones
Candidiasis vaginal
La candidiasis es una de las infecciones vaginales más frecuentes. De hecho, se estima que más del 70% de las mujeres suelen experimentar esta infección a lo largo de su vida.
Recibe su nombre del hongo que la produce, el Candida albicans, que está presente de forma natural en nuestro organismo. Sin embargo, la infección aparece cuando aumenta la cantidad de hongos porque la acidez de la vagina ha cambiado debido a una depresión del sistema inmunitario. Esta depresión normalmente está causada por anticonceptivos, antibióticos, uso de productos femeninos perfumados, poca ventilación o ropa interior inapropiada.
Sus síntomas son hinchazón, irritación, picor o ardor en la zona de la vulva, a la vez que el flujo vaginal adquiere un tono blanquecino o amarillento.
Vaginosis bacteriana
La vaginosis bacteriana es una infección que se genera cuando se produce un desequilibrio entre los diferentes tipos de bacterias saludables presentes en la vagina. Este tipo de infección no se contagia a través del contacto sexual, pero sí puede aparecer si la composición química natural de los genitales de nuestra pareja altera el equilibrio de la vagina. Su síntoma más evidente es el flujo con tonalidades blancas o grisáceas y con olor desagradable.
Vaginitis tricomoniasis
La vaginitis tricomoniasis es una enfermedad de transmisión sexual muy común causada por un parásito llamado Trichomonas vaginalis. La mayoría de las personas infectadas no presentan síntomas, pero cuando la tricomoniasis se manifiesta puede causar picor, flujo anormal, incomodidad en las relaciones sexuales, dolor al orinar o enrojecimiento o dolor en los genitales.
Clamidiasis
Esta enfermedad de transmisión sexual está causada por la bacteria Chlamydia trachomatis y es considerada una infección vaginal de alto riesgo, ya que puede dañar los órganos reproductivos de la mujer y causar infertilidad. En un principio puede no presentar síntomas, por lo que es complejo diagnosticarla.
Las señales más comunes son secreciones de tono más blanquecino con un olor distinto al habitual, sangrado durante las relaciones sexuales y dolor en la parte baja del abdomen.
¿Cómo prevenir las infecciones vaginales?
Es importante tener en cuenta que la zona vaginal es una de las más sensibles de nuestro cuerpo, por lo que, si queremos mantenerla alejada de posibles infecciones, hemos de incorporar a nuestra rutina ciertos hábitos de higiene que nos ayudarán a cuidarla. Los más básicos son usar ropa interior de algodón, lavarse las manos antes y después de ir al baño y evitar usar productos con fragancia.
Si estás pensando en la situación que te hemos planteado al inicio, te damos una solución. Durante el verano, algo muy sencillo que podemos hacer para evitarlas es cambiarnos de bañador siempre que esté mojado y tengamos ocasión.
Sin embargo, sabemos que hay ocasiones en las que no contraer infecciones en nuestra zona íntima es complejo, ya que estas no siempre están ligadas a malos cuidados. Sus causas pueden ser variadas, como las enfermedades, la disminución de las defensas o el contagio por relaciones sexuales.
¿Y si ya la tengo?
Si has detectado alguno de los síntomas más frecuentes de las infecciones vaginales o si estás segura de que has contraído una infección vaginal, es recomendable que visites un especialista. Cada infección tiene su causa y cada una puede ser identificada por síntomas específicos. Es fundamental reconocerlos para identificar cuál es el organismo que está provocando la infección y dar con un diagnóstico.
Las infecciones vaginales tienen cura y, por lo general, es bastante sencilla. En la mayoría de ocasiones se utilizan pomadas, antibióticos, óvulos o probióticos en forma de tampón. Sin embargo, su tratamiento debe ser orientado por un ginecólogo, por lo que te recomendamos que visites a tu médico para que te recete uno personalizado.
Recuerda: es recomendable prestar atención a nuestra vagina, ya que tener muchas infecciones vaginales puede ser un signo de otros problemas de salud.